

Soy una flor,
Soy un animal,
Soy un mineral
NEO GODDESS
Históricamente, el cuerpo femenino solo fue aceptado en el espacio pictórico si estaba investido de una justificación mítica: Eva, Venus, Artemisa, María. Fue en el siglo XIX cuando Manet presentó su Olympia (1863), retratando a una mujer desnuda, pero no divina: una figura urbana, autónoma, presente. Fue un escándalo. El cuerpo sin mito resultó insoportable y la reacción fue de rechazo: se exigió su retiro. Esa obra fue un portal que permitió que el arte mirara a las mujeres sin mitificarlas, y a la vez, mostró el precio de esa mirada.Neo Goddess retoma y subvierte esa genealogía en una realidad paralela, sus cuerpos no son ideales: son mutantes, sintéticas, híbridas. Algunas aparecen ensamblándose dentro de naves espaciales, en procesos biomecánicos de creación. No hay pureza, ni simetría, ni sumisión. Solo exceso, mutación y deseo, sin la obediencia simbólica que el canon exige: son fragmentarias, mecánicas, exuberantes, inasibles. Construidas con código, escultura digital, animación 3D y fragmentos de mi propio cuerpo.
Barcelona, 2025
NEO GODDESS
Historically, the female body was only accepted within the pictorial space when cloaked in mythical justification: Eve, Venus, Artemis, Mary. It wasn’t until the 19th century that Manet unveiled Olympia (1863), portraying a naked woman—yet not a divine one. She was urban, autonomous, present. The reaction was scandalised outrage. A body without myth proved intolerable; calls for its removal followed. That painting opened a portal—allowing art to gaze upon women without mythologising them, while revealing the social cost of such a gaze.Neo Goddess revisits and subverts this genealogy. In a parallel reality, these bodies are far from idealised—they are mutant, synthetic, hybrid. Some appear mid-assembly inside spacecraft, caught in biomechanical processes of creation. There is no purity, no symmetry, no submission. Only exuberance, mutation, and desire—without the symbolic obedience that canonical beauty demands. They are fragmentary, mechanical, excessive, elusive.
Constructed through code, digital sculpture, 3D animation, and fragments of my own body.
Barcelona, 2025




Neo Goddess
Los Autorretratos Expandidos de Hef Prentice
Texto por Ruth Geoffroy
En el umbral entre la identidad y la alteridad, entre el yo y su simulacro, las esculturas digitales de Hef Prentice nos confrontan con una interrogación fundamental sobre la naturaleza del autorretrato en la era tecnológica. Esta serie de obras constituye un territorio de exploración donde la artista se aventura en un proceso de desdoblamiento que evoca tanto la metamorfosis ovidiana como la inquietante multiplicación de identidades que Borges exploró en sus laberintos literarios.
Prentice inicia este viaje creativo desde el autorretrato tradicional, pero lo expande más allá de los límites de la representación mimética. Sus esculturas digitales funcionan como espejos tecnológicos que no se contentan con reflejar, sino que interpretan, transforman y, finalmente, emancipan la imagen de su creadora. Como en Las Meninas de Velázquez, donde el artista se incluye en la obra para cuestionar los límites entre realidad y representación, Prentice se inscribe en sus creaciones digitales para luego observar cómo estas adquieren vida propia.
El proceso evolutivo de estas piezas evoca la filosofía de la simulación de Jean Baudrillard, donde la copia no solo reemplaza al original sino que se convierte en una realidad autónoma. Las obras de Prentice trascienden su función representativa para convertirse en entidades independientes, en personajes que gradualmente se distancian de su matriz original hasta lograr una completa disociación. Este fenómeno nos remite también a la noción de "lo siniestro" (das Unheimliche) de Freud: lo familiar que se vuelve extraño, lo propio que se torna ajeno.
En el contexto de la historia del arte, esta propuesta dialoga con las exploraciones identitarias de Cindy Sherman y sus Untitled Film Stills, donde la artista se multiplica en infinitas máscaras, pero llevando el concepto hacia la autonomía digital del personaje.
La disociación final entre artista y personaje digital plantea preguntas urgentes sobre la autoría en la era de la inteligencia artificial y la creación algorítmica. ¿En qué momento la obra se independiza de su creador? ¿Cuándo el autorretrato deja de ser auto-representación para convertirse en otredad? Prentice nos invita a contemplar esta frontera difusa, este territorio liminal donde la tecnología no solo amplifica la creatividad humana sino que la trasciende, generando nuevas formas de existencia estética que escapan al control de su origen.
En última instancia, estas esculturas digitales operan como una meditación contemporánea sobre la multiplicidad del ser en la era digital, donde cada individuo contiene multitudes virtuales y donde la identidad se revela como un proceso en constante transformación antes que como una esencia fija. Hef Prentice nos ofrece así un autorretrato que es, paradójicamente, el retrato de su propia desaparición.



Daemon
En distintas tradiciones la idea del “daemon interior” aparece bajo distintos disfraces, pero casi siempre con el mismo núcleo: el enemigo, el tentador o el destructor no es un ser externo, sino un aspecto íntimo del propio ser que hay que reconocer, integrar o trascender. No se trata de un demonio literal, sino de una fuerza interna (miedos, inseguridades, deseos autodestructivos, resentimientos, adicciones) que sabotea, tienta o limita.
En la alquimia espiritual, sobre todo en la tradición hermética y algunas formas de alquimia rosacruz, se hablaba del Adversario Interno. Este “demonio” no es necesariamente malvado: es la fuerza cruda y caótica que hay que purificar en la Obra. Algunos textos lo describen como el “dragón” o el “guardia del umbral”, cuyas pruebas deben ser superadas para pasar a un plano de conciencia más alto. El iniciado, al luchar con su demonio, en realidad lucha por imponer su voluntad sobre su propio material oscuro y caótico. En algunas corrientes gnósticas, esto encajaba con la idea de que el ego y los apegos materiales crean una prisión interna en forma de ignorancia (agnosis).
El trabajo es despertar, no expulsar algo externo. En el budismo, Māra es una figura central para entender la noción de “demonio interno” sin caer en el dualismo clásico de bien contra mal. En el se personifica todo lo que desvía, seduce o paraliza al practicante en el camino hacia la iluminación. Por eso, en muchas interpretaciones contemporáneas, Māra es visto como la suma de patrones mentales condicionados que nos mantienen atrapados en el samsara. Obviamente todo esto se acerca a la noción junguiana de la Sombra: esa parte reprimida o negada de nosotros mismos que, si no se reconoce, actúa de forma autónoma y puede arrastrarnos hacia comportamientos destructivos.

LIMITED EDITION PRINT
Signed/Numbered
- 67x37cm + 2cm white margin
- 130x72cm + 2cm white margin
Papel Platine Fibre Rag 310grs – 100% Cotton Canson Infinity
Info: hef.prentice@gmail.com